UN LUGAR PELIGROSO Sobre “Desea, Piensa, Parpadea” en LABoral (Gijón) Del 4/9-9/11

“Una mesa es un lugar peligroso desde el que observar el mundo”
(John LeCarré)




Enfrentarse al mundo con una mesa de escritorio como único arma puede parecer ingenuo, pero la superficie de trabajo es abordada como un microcosmos donde todo puede estar contenido, representado, dibujado… Partiendo de esa premisa, L.I.B.A se propone crear una instalación donde cada participante formalice -en un volumen de 80 x 60 x 70 cms.- sus prácticas y experiencias investigadoras, a la vez que éstas se integren, aunque sólo sea en grado de tentativa, en una propuesta colectiva.

Desea, Piensa, Parpadea es la formalización de un work in progress de dos semanas de duración en la Sala X de la ciudad de Pontevedra. Durante ese tiempo, en el que la muestra se basaba íntegramente en mostrar el proceso de creación, se reflexionó sobre cuales eran los objetivos de trabajo y como éstos se contextualizan en un momento histórico y un ámbito institucional concreto. La práctica artística contemporánea tiende a confundirse, en muchos casos, con la tendencia, la seducción blanda o el espectáculo, olvidando su naturaleza, la que le es debida, la de la propia representación. La propuesta de L.I.B.A Colectivo es, en este sentido, un retorno a los orígenes del Arte mismo, el de las obsesiones personales puestas “sobre la mesa” e interconectadas con las de los otros, retroalimentándose como un organigrama atávico, catártico, vital.

El esquema al que responde esta instalación –cuyo título está inspirado el libro de Malcolm Gladwell Blink, The power of thinking without thinking (Inteligencia intuitiva: ¿por qué sabemos la verdad en dos segundos?)- es el del mapa conceptual que nos conduce de una idea a otra, de una obsesión a otra. De este modo las mesas están conectadas por una maraña de cables, que como axones neuronales, reciben y emiten estímulos, pasan de una idea a otra simulando el comportamiento neuronal del pensamiento creativo, el famoso brainstorming. Las mesas, reguladas por ARDUINO -un microprocesador que da cabida a millones de combinaciones posibles- se encienden y se apagan durante aproximadamente un minuto; Durante ese tiempo cada bombilla simboliza una neurona y cada neurona una idea. La iluminación, puntual y cenital en la mayor parte de los casos, marca el ritmo de este recorrido cuya misión podría tener mucho de iniciática o de mayeútica, desvelando aquello que en vez de permanecer oculto, se ha revelado.

El peligro que encierra la propuesta es el de la visión excesivamente autorreferencial y es que un lugar peligroso es aquel del que no puedes escapar. Es precisamente de ahí de donde viene la palabra obsesión (obssesio, -onis : asedio, imposición de límites) que se opone categóricamente al deseo, al movimiento afectivo hacia algo que se apetece. Ambas emociones están en el origen de cada una de las mesas: el deseo por resolver nuestras obsesiones y el miedo al asedio, al límite que la propia obsesión representa. Pero permanecer en un lugar peligroso también aumenta nuestros niveles de adrenalina, excitándonos, obligándonos a estar alerta, eludiendo el colchón blando donde la práctica artística no puede, o no debe, nunca, acomodarse.

Este es el homenaje que L.I.B.A Colectivo, un grupo de investigadores de doctorado en Bellas Artes de la Universidad de Vigo, le hace a Gladwell y del que de alguna manera se apropian, reflexionando sobre el modo de conocer, de desear y de obsesionarse con aquello que se investiga.

BREVE ANÁLISIS NEURONAL: ESTO NO ES UNA MESA.

Propuesta de mínimos
Entendido el minimalismo como la reducción a lo esencial, la economía en el lenguaje y el uso literal de los materiales, ésta pieza se inscribe en él naturalmente. La mesa, entendida como “el objeto artístico” calza en una de sus patas Mil Mesetas de Deleuze y Guattari y Modos de Hacer: Arte Crítico, esfera pública y acción directa de varios autores, entre otros Martha Rosler, Jordi Claramonte o Marcelo Expósito. Estos dos volúmenes encajan perfectamente con la parte de la pata ausente y evitan que ésta se desestabilice; Sin ellos sería inservible, incompleta, inútil. La sombra que proyecta se expande en el espacio centrífugamente como una reafirmación de su propia contundencia.

Tecnopunk de petit point
Bordar ha pasado de ser un acto de sumisión, a un acto de libertad. La naturaleza del bordado busca la eternidad en el repaso de la puntada y en los motivos, intemporales, de paisajes románticos o bodegones costumbristas. Pero una nueva generación de bordadores lo han utilizado como arma política, como grito de denuncia, como herramienta social. El bordador reflexiona sobre si mismo mostrándose como un autómata encerrado en el sistema y se convierte en artista yuxtaponiendo lenguajes a priori inconexos.

Mesa negra sobre fondo negro. Panta rei.
Bajo la forma de limaduras de hierro se encuentran escondidos millones de insectos. El tiempo, materia prima de esta mesa negra sobre fondo negro, es el encargado de desvelar un metarrelato que no es otro más que el de la propia muerte; La del personaje ausente que allí solía sentarse esperando , enlutado y exquisito, que llegara el momento preciso. Con esta ausencia la pieza se convierte en una vanitas del siglo XXI, un bodegón en el que el reloj de arena ha sido sustituido por imanes, las flores marchitas por papel mecanografiado y la calavera por una pequeña pantalla LCD.

Touch me!
Prohibido tocar es quizá el mensaje que más se repite en las paredes de los museos. Las piezas, destinadas a permanecer en el tiempo se han momificado como figuras hieráticas de un pasado solemne. Esta mesa parece en un encaje, pero no lo es. Parece una pieza pero tampoco lo es. Es una experiencia táctil. La luz solo determina su posición en el espacio, porque lo importante aquí no es ver, sino tocar. El traslado de lo óptico a lo háptico, ese salto cualitativo de la historia del arte, es el que necesita ser señalado.

El paisaje es el personaje. Maqueta dactilar
Durante el romanticismo Friedrich retrataba paisajes espectaculares como síntoma del estado interior. El paisaje era el personaje y de alguna manera esta maqueta dactilar es un intento de colonización emocional. El paisaje es la huella del personaje que trata de habitar un espacio microcósmico e imaginario, un espacio común, un no-lugar. El espectador se asoma como el protagonista de Caminante ante un mar de niebla y se reconoce a sí mismo como un colonizador intruso de su propia identidad.

Naturaleza Viva
La escena proyectada aparenta un espacio de trabajo cualquiera. Libretas, bolígrafos, clips recrean un momento temporal en el que el pasado y el futuro comparten una constante: la duda. Los interrogantes escondidos en las sombras aluden a un proceso investigador que se autocuestiona y autoreplantea en cada momento, un proceso abierto a todas las derivas inesperadas. Esta escena , proyectada cenitalmente, alberga grandes dosis de narratividad que el espectador debe descubrir, a pesar de que en un primer momento, nada ocurra.

Soft music de hard drive. Pequeño concierto Low-Tech.
Si John Cage se hubiera encontrado con esta pieza habría permanecido unos segundos ensimismado, intentando reconocer la procedencia de esta música. Quizás más semejante al canto de una pareja de insectos tecnológicos que al tintineo de un láser estropeado, pero en todo caso desconcertante. Estos insectos, destripados, no son más que la segunda vida de unos discos duros recuperados del basurero tecnológico, intervenidos y reprogramados.

Burbujas como conceptos
“A partir del análisis investigador, y de la idea neuronal de toda la instalación, nuestra mesa trabaja con conceptos como la interrrelación, la imaginación, esa luz que enciende a la creatividad. Los conceptos se interrelacionan en el arte como burbujas en el aire. Los minutos que se encienda nuestra parte nerviosa del conjunto neuronal estará generando en el espectador una curiosidad por descubrir esos conceptos interrelacionados en el arte de una manera sensorial”.

Un olvido necesario
La parte del proceso investigador que es deshechada por no considerarse útil, aquella que descarta cientos de páginas por no ser lo suficientemente relevantes, la parte más ingrata, quizás, es lo que este ventilador simboliza con su paso incesante de hojas en blanco. Esta pieza es un homenaje a este lado del proceso, relegado al olvido, pero sin duda necesario.

Luz, color, sombras, viento. Mirarte a ti mirando
La investigación fenomenológica, de experimentación plástica con lenguajes puramente sensoriales, tiene un profundo componente hipnótico, experiencial. Durante un minuto esta mesa se convierte en un sutil vaivén de luces, cristales, colores, sombras, aires. Como en los trabajos de Turrell el objeto, la imagen y el objetivo de esta pieza desaparecen . “Sin objeto, sin imagen y sin objetivo, ¿qué es lo que miras? Te miras a ti mirando.” James Turrell, Air Mass, p. 26

La recepción como abismo.
Las teorías de la recepción estética ,dedicadas a observar la complejidad del acogimiento de una obra que no existiría sin esa experiencia, son el leitmotiv de está mesa. La gruesa capa de caramelo que la cubre hace referencia a las estrategias de comunicación, de seducción blanda, banal e hiperedulcorada de ciertos productos culturales orientados a un mercado espec(u/tacu)lar. El abismo entre la verdadera intención del artista (la foto que subyace bajo el caramelo) y la experiencia de recepción es el conflicto que se pone de manifiesto.

Proceso/forma/materia
“La mesa que presento es el resultado de un proceso, la parte del proceso que decido que sea vista. Fundamentalmente se trata de un ejercicio de rastreo, una especie de trabajo arqueológico ;buscando el origen y cuestionando la transformación de los materiales y sus formas. En este caso el punto de partida fue el pino . Elegí el pino por que me pareció que es un elemento muy presente en la cultura gallega y vinculado a la forma de vivir el paisaje y el territorio en Galicia”.

El cuestionamiento del método
Esta propuesta, claramente escultórica, cuestiona el modelo investigador institucionalizado de las Bellas Artes como herencia de la tradición historiográfica, y reivindica la necesidad de buscar un método propio. La investigación basada en la documentación de libros y conceptos provenientes de la historia del arte no se adecua a la naturaleza de las bellas artes, de calibre más formal y objetual. La acumulación de grandes tomos enciclopédicos se transforma en una columna modular a punto de caer , del mismo modo que el método de investigación en bellas artes se balancea como un funambulista decimonónico.



Por María Marco Covelo.


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L.I.B.A Colectivo surge a raíz de unos seminarios de doctorado de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Vigo y en menos de un año de vida ya han colaborado con instituciones de referencia artística internacional como la Fundación Serralves en Oporto, la Sala X. en Pontevedra o el Abrazos Festival en Santiago de Compostela. Trabajan diferentes lenguajes artísticos vinculados a diversas líneas de investigación y les une el hecho de recontextualizar su papel como productores culturales en el siglo XXI , la necesidad de encontrar un método útil y el deseo de alejarse , en la medida de lo posible, de las prácticas endogámicas y autoreferenciales.

En este proyecto participan:
Adrio, Juan; Caluori, Carolina; Castellanos, María; Cortés, Eva; Cortizas, Olalla; Estrada, Sandra; Fiestras, Basilisa; Francisco, José; Jambrina, Andrea; Magán, María; Marco, María; Maseda, Alejandro; Moldes, María; Morandeira, Lucía; Morera, Joan; Peregrino, Paco; Sieiro, Beatriz. Artista Invitado: Alberto Valverde.

http://www.libacolectivo.org